Archivo del blog

miércoles, 7 de abril de 2010

Alienatio


Ella sólo podía autodestruirse, arrasar cuando quedaba de una niñez rota, de un cuerpo yermo que no había sido bendecido con un vástago, abandonada por quienes amó, ajada por la escéptica mella del tiempo, sin un proyecto emocional. Se abandonó en los brazos de cada rudo amante ocasional, insensibilizándose, tratando de olvidar que en otros tiempos ya lejanos el coito significaba algo. Compraba cándidas sales al narco de turno para pasar gran parte de las noches haciendo viajes (a escondidas de sus amigos, que cada vez eran menos) al W.C. de su discoteca habitual. Se emborrachaba hasta que su piel, envejecida por hábitos poco saludables, se volvía amarillenta por el mal funcionamiento de su hígado. Ella se decía que no era más que el abandono y la soledad de quien se ve rodeado de mucha gente. Volcaba su frustración sobre una pilistra, a la que dejaba secarse, por el placer sádico de repetir en un ser vivo lo que había sido su vida. No había esperanza para quien no albergaba la más mínima fe en ella.

No hay comentarios: