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viernes, 8 de febrero de 2008

Nota de los Ciudadanos Preocupados por el Laicismo del Estado y la Libertad de los Ciudadanos con Independencia de sus Creencias.


En respuesta a la Conferencia Episcopal y su comunicado ante las elecciones del 2008, los Ciudadanos Preocupados por el Laicismo del Estado y la Libertad de los Ciudadanos con Independencia de sus Creencias han elaborado esta nota:


NOTA DE LOS CIUDADANOS PREOCUPADOS POR EL LAICISMO DEL ESTADO Y LA LIBERTAD DE LOS CIUDADANOS CON INDEPENDENCIA DE SUS CREENCIAS



1. El día 9 de marzo de 2008 hemos sido convocados a votar. En esta ocasión Los Ciudadanos Preocupados por la Libertad y la Separación Iglesia-Estado, hemos decidido dar una respuesta a la Conferencia Episcopal Española, que se cree en la autoridad de “orientar el discernimiento moral” en las elecciones, olvidando que el voto de obediencia sólo lo realizan los sacerdotes y los miembros de órdenes conventuales y monacales.

2. Es significativo que la Iglesia Católica Romana que dice defender “el pleno reconocimiento de los derechos fundamentales de todos y la promoción del bien común”, olvide que una institución como la suya haya promovido crímenes de lesa humanidad y delitos como la Inquisición (mal llamada Tribunal del “Santo” Oficio); las cruzadas; el apoyo al nacional-catolicismo franquista que sembró de fosas comunes España durante cuarenta años; el solapamiento a los regímenes totalitarios de Hitler o Mussolini, en el primero con el no posicionamiento de Pío XII y en el segundo con un concordato que les beneficiaba enormemente; el negarles derechos fundamentales como el matrimonio (sí el MATRIMONIO) o la familia a los homosexuales, sólo porque no se ajustan a su modelo de familia tradicional, etc… y en definitiva creando un clima de irritación y enfrentamiento olvidando que sus prerrogativas en el Régimen ya están desfasadas. El gobierno socialista ha llevado a cabo propuestas electorales, que ya estaban contempladas en su programa político en las elecciones anteriores, apoyado por los españoles mayoritariamente y legitimado por su voto favorable a éste.

3. Aunque afirme lo contrario la Conferencia Episcopal Española atenta contra la libertad de los demás hablando de “consolidación de la auténtica tolerancia y de la convivencia en el mutuo respeto, la libertad y la justicia”. Parece ser que por tolerancia, libertad y justicia entienden el negarle sus derechos fundamentales a los homosexuales, a la mujer, a los enfermos… oponiéndose al matrimonio igualitario, al aborto, a la experimentación de células madre y a la prevención de las enfermedades de transmisión sexual.

4. Hablan de compatibilidad de los partidos políticos y la militancia en ellos con la vida cristiana, quizá habría que recordarle a estos señores que su institución durante gran parte de la historia europea pasada y reciente fue corrupta. Muestra de ello la simonía, las prerrogativas o el hecho de que una institución que debería vivir con los ojos puestos en la otra vida acumulen bienes terrenales, como acciones en bancos, empresas, explotaciones mineras, colegios, subvenciones públicas (¡ah!, pagadas tanto por los católicos como por los no católicos), y un largo etcétera. No pueden promover valores cristianos en la vida pública, sencillamente porque la alta jerarquía católica los desconoce.

5. La aconfesionalidad del Estado que ellos dicen que no se debe confundir con la desvinculación moral y la exención de obligaciones morales objetivas (por descontado, las católicas), supone que debe existir un espacio de libertad en el que todas las ideologías tengan la libertad de desarrollarse, sin imposición de ninguna sobre las otras, cosa que ellos parecen no entender. Si nos remitimos a “la recta razón y la experiencia histórica de cada pueblo” bien es cierto que no debemos olvidar que la Iglesia no es el ente más indicado para orientar a nadie puesto que carece de cualquier autoridad moral, debido a su historia de desmanes. El voto debe ejercerse en base a los valores morales objetivos del votante, no en base a las pautas de esta institución, eso es el voto responsable.

6. El derecho al aborto o la experimentación con células madre no atenta contra la defensa de la vida humana, sin embargo, sí lo hacen sus políticas contrarias a la prevención de enfermedades de transmisión sexual olvidando que el SIDA mata a millones de seres humanos todos los años. Con respecto al matrimonio homosexual y las familias homoparentales, no desestabilizan el modelo de familia tradicional, sino que enriquecen a la sociedad en la que otros modelos de familia deben tener cabida, puesto que éstos ya existen de forma objetiva y no son consecuencia de la ley, sino que la ley es consecuencia de éstos. Los valores morales, la humanidad y el cariño se pueden inculcar en una familia sea del tipo que sea con igual efectividad.

7. Curioso es que ellos hablen de “construir artificialmente una sociedad sin referencias religiosas, exclusivamente terrena, sin culto a Dios ni aspiración a la vida eterna”, pues nos da la impresión de la Iglesia a menudo (por no decir siempre) se ha movido por intereses terrenales, gran muestra de esto son la simonía o su participación en empresas y bancos que no hacen sino engrosar, aún más, su capital. Parece ser que una vez más ellos no entienden el carácter aconfesional de nuestro país, sino que pretenden una sociedad católica (que no cristiana). Con respecto a la asignatura “Educación para la ciudadanía” se han presentado diversos libros de texto acordes a todas las ideologías, y es significativo que no todos los sectores cristianos se opongan a ella.

8. Ni el gobierno socialista, ni ninguno de los gobiernos anteriores, reconocieron a ninguna organización terrorista como representante ni como interlocutor político, prueba de ello es que no han alcanzado ninguna de sus aspiraciones. Si se afirmase lo contrario, entonces ninguno de los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, podrían recibir el voto, hecho que evidentemente perjudicaría a la Iglesia en uno de los casos.

9. Cualquier posición política es legítima siempre que se defienda por métodos democráticos y desde la no violencia, en eso coincidimos con la Conferencia Episcopal. También en el hecho de “evitar (…) la manipulación de la verdad histórica y de la opinión pública en favor de pretensiones particularistas o reivindicaciones ideológicas”, pero ellos deberían empezar por aplicarse este punto no tergiversando su historia en los libros de texto de religión católica de la enseñanza primaria y secundaria, y en el hecho de tolerar y respetar a todo aquel que no coincide con su modelo religioso de sociedad, familia y valores.

10. A este punto no tenemos nada que objetar. Pero deberían empezar por predicar con el ejemplo. Añadimos solamente el respeto al derecho de contraer matrimonio independientemente del sexo, al aborto y de los menores a tener el cariño de unos padres (sean homoparentales o no).

Que la razón ilumine a todos los españoles y a la Iglesia, y en concreto a la Conferencia Episcopal, que tan necesitadas están de ella, a fin de alcanzar una sociedad justa y libre.

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