Archivo del blog

miércoles, 18 de mayo de 2005

El deseo que consume


Comparable a los dioses se me muestra
el hombre aquel que frente a ti
sentado está y escucha de cerca
tu dulce voz
y tu risa deseable. Esto ha sobresaltado
mi corazón dentro del pecho,
pues con sólo contemplarme un solo instante,
ni una sola palabra ya decir puedo:
mi lengua se quiebra y un leve fuego
al momento corre por debajo de mi piel,
con mis ojos nada veo
y me zumban los oídos;
el sudor de arriba a abajo me brota, el temblor
de mí entera se apodera, más verde que la hierba
estoy y a mí misma me parece
que poco me falta para estar muerta.


Safo de Lesbos



No hay comentarios: