Cómo bien dijo Heráclito: "todo fluye y nada permanece". He rozado con la punta de los dedos el placer, la pasión, el amor, las dudas, los miedos... pero de pronto, todo ha dejado paso a la nada. En unos días la vida da vueltas vertiginosas, volviendo a mencionar a Heráclito: "nunca te meterías dos veces en el mismo río". He amado, he arriesgado, he puesto mi corazón en una bandeja y he perdido. Otra derrota más. Esta vez he decidido afrontar las cosas de otra manera, me siento mal, estoy triste y podría buscar las palabras más bellas para expresarlo una vez más; pero, sencillamente en esta ocasión no me apetece. No escribí nunca inspirado con este amor, me sumergí en su espiral, me dejé llevar, me impliqué, y ha sido maravilloso, pero decidí dar de lado la escritura. Hace meses que no leo, no me siento inspirado para escribir, pero qué importa... Hay veces en que la escritura deja de nutrir el alma. Por una vez, carezco de palabras para expresar el dolor que me desgarra el alma. Pero todo cesará.
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