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lunes, 4 de febrero de 2008

Ínsulas



Ulises creía dirigirse a una nueva Ítaca, pero volvió a naufragar en el camino, errando quizá en sus cálculos o desviado por la cólera de los dioses. Buscando su sitio, descubrió que no estaba perdido sino que Poseidón se había decidido a cambiar la posición de las ínsulas en el orbe. Confió una vez más en su astucia, pero no le sirvió de nada. Perdió la esperanza ante la perspectiva de un Fatum aciago. ¿Cómo albergar las estrellas en el interior? ¿Cómo vagar sin destino entre los islotes, cuando su amada Ítaca ha desaparecido sobre la faz del ponto? Desconocía la respuesta, pero clamaba a su protectora, Atenea, en demanda de ésta...

1 comentario:

Anónimo dijo...

No naufragues, UliPerce. Recuerda que siempre se ve un faro al fondo...

Odisea es una de mis obras favoritas, sin duda. Precioso poema.