Archivo del blog

martes, 22 de mayo de 2007

Ars Vivendi


A los largo de nuestra vida, encontramos múltiples personas que se cruzan en nuestras vidas. Variadas circunstancias hacen que viajemos por los corazones de diversas personas. Unas logran hacernos crecer, aprender, de hecho la mayoría de las que dejan una huella en nosotros lo consiguen. Este solaje, que forma parte de nosotros, de lo que somos, no siempre es bueno, pero incluso de las vivencias más duras, de aquellas que parecen habernos matado el corazón, habernos dejado fríos por dentro, haber conseguido decepcionarnos puede obtenerse un beneficio: el del conocimiento. De cada derrota obtenemos el crecimiento. Si analizamos con detenimiento cada una de nuestras relaciones, siendo autocríticos, podemos ver en qué nos equivocamos, qué errores no debemos volver a cometer, incluso qué actitudes o conductas no nos merecemos y no debemos permitir en los demás. Pues sólo existe una única forma para poder amar la vida y a los demás, y ésta es amarnos a nosotros mismos bien y por encima de todo. Tan solo si sabemos querernos a nosotros mismos de la forma adecuada lograremos amar todo lo demás y ser felices. Todo esto parte de reforzar nuestra autoestima, siendo conscientes de todo aquello que hay de bueno en nosotros. Y también de por qué nos merecemos ser felices y que nos quieran. La vida es complicada y a esto se añade lo que la complicamos nosotros y lo que nos la complican aquellos que nos rodean. Para que las relaciones de cualquier tipo con los demás funcionen, sólo hay que saber qué es lo que puedes esperar de cada persona, así nunca correrás el peligro de decepcionarte, sufrir... El realismo radical es la única forma de no sufrir, de no enamorarse, de no esperar nada... De sentir sin dejar de tener los pies sobre la tierra.




No hay comentarios: